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O quizá el bosque.

25 avril 2012

Alone and forsaken by fate and by men

De hecho, nunca he permanecido triste lo suficiente tiempo como para tomar las buenas decisiones, las únicas. 

 

 

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2 mars 2012

un plat qui se mange froid

Tengo el oral del CPE mañana y, desde el martes cuando me enteré de qué iba el test, me voy metiendo en alguna forma de estrés. Normalemente iría combatiéndolo, poniéndome a estudiar en seguida, a encontrar expresiones chulas a poner entre dos tonterías, y tal. Pues aquí no, no logro hacer nada constructivo. En lugar, voy a correr, a pagar las facturas y a lavar las montañas de sábanas y ropa que impiden el paso en mi habitación. Pues bien. Si fallo, jamás hablo inglés en mi vida, jamais piso este país. 

15 février 2012

Vaya blog de tragedia.

Quizá haya que ir a la India, a ahogarse en la multitud y el polvo. ¿Y para qué se va a la India? En realidad no me apetece comprar tejidos baratos, cuidar de los supervivientes del Himalaya ni tener un papel secundario en una peli de Bollywood. Y ya. Además que cada mudanza me aterra cada vez más. Y que no tengo ganas de viajar. Anulé hace poco dos viajes prometidores, y en lugar de ellos tengo tres semanas bien vacías en perspectiva. Y no es para complacerme en, lo que sé, una soledad amarga que te hace caer las dientes en cada sueño o una amargura solitaria que se acaba echando alcohol en los discos de blues. Cuanto más lo pienso, menos lo entiendo. No es dulce hacerse aceptable. 

22 novembre 2011

Il n'y a pas d'armées justes.

Beber cada más y con cada vez más alivio. Cuando luego la angustia hace acto de presencia, elegir unas pocas canciones que le darán a la noche el rasgo que merece, lo acentuarán y lo agotarán.

Carta abierta, carta a los que herí.

Parece que a la mayoría de la gente se le olvidan los traumas qui vivieron a lo largo de su vida; se levantan por la mañana con cierto buen humor, se cepillan las dientes y se toman una tableta. Al volver de Sevilla me duché un millar de veces para que la realidad tuviera sustancia de nuevo. Lo que más me molestaba era una frase que me dijo alguien por aquel pasillo de mi muerte (demasiado limpio para evitar la suspicacia), esa frase, (que un cabrón inglés me echó a su manera el pasado fin de), esa frase que tendría que espantar a todos los que están en su sano juicio, eso, lo de "te lo hiciste a ti mismo". Las pesadillas que me persiguieron luego, bajo la ducha y los edredones, dentro de los libros y de los jerséis de lana - culpa mía. Las irregularidades en la piel que contiene mis pasiones y aprensiones, culpa mía. La playlist de mis noches mas dolorosas, culpa mía.

Es una trampa (H., es una trampa)... 

Por eso me asusté tanto, otra noche, alá, no me toquéis, no intentéis restringirme, dejadme vagar por el mar de espino de este pueblo lúgubre, dejadme hipnotizada frente al peligro; que no tenéis ni idea. Déjadme esa arrogancia. 

14 novembre 2011

tired, weary

Quizá escribir sobre estos tres últimos días infernales sea lo único que se pueda hacer para curarse de ellos. Fueron de esos que se quedan pegados a la piel - algo a mitad de camino entre barro y cicatrices. Hay en realidad poco que contar de esos cócteles explosivos de emociones que estallan en media noche, en unos pantanos de mal augurio, con gente aún menos probable. Nacen en el alcohol y se ahogan en el humo. Se desvanecen en el frío veneno del sueño de los enfermos.

La noche cae antes de que se salga de cama. La cura es más bien leer; a lo mejor haïkus, o quizá algo bien francés, o un periódico comunista. 

 

 

 

Ya no puedo intentar unir las escenas de la tragedia con detalles microscópicos. 

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24 octobre 2011

y una canción desesperada

Escribir se hace cada vez más difícil, al pasar el tiempo, al hundirse en la más epidérmica sensibilidad. Se hace más apremiante a la vez, al conocer sus temas, su hilo, y al olvidar. 

Hacerlo en castellano lo complica aún porque, además de ser mi lengua más lejana, en el sentido de que me moldea totalmente, es el idioma en el que pasaron los grandes rasgos de lo que, meses después, tengo que escribir ya que no pude contarlo con paz ni llevar a cabo la revolución que se fomentó en mi cerebro cuando lo atormetaban. Y es un idioma del que renegué, que no hubiera vuelto a hablar si hubiera tenido algo de coraje, lo que se requiera para hacerse mudo, aunque sólo de un idioma, de un trozo de su personalidad. Y es un idioma que no bien escribo, claro, y del que no tengo idea del estilo, sino por sus grandes poetas, sus grandes obras.

Puedo buscar hasta siempre por dónde empezar, pero no hay manera de empezar. Es algo que tiene que transparentarse, quizá con un lápiz de carpintero, rascando la hoja testiga debajo de la víctima. O bien tengo que decir que soy un ser de arcilla. Soy la que queréis. Río si estáis divertidos. Pongo o no pongo azúcar en el té, a su conveniencia. Me hago universitaria para el placer familiar. Trago cervezas si el rum no os va bien. Ando en bici, o camino, conduzco, incluso vamos en tren. No os dejo mis lágrimas, que sois tiernos, no os gusta la sal, sólo el mar, que es allí que se baña. Renuncio a la actuación. 

Allí, en Sevilla, probé la honestitad, la saboreé hasta el infierno, el intolerable, dónde os nieguen hasta la posesión de vuestra propia vida. Allí me dí cuenta de que había poca distancia entre la honestitad y la exhibición, asi como entre la compasión y la suficiencia. Quise morir, punto y coma, vivir. Al hospital de la sabiduría se muere y se nace, se mata, se cura. Puedo comprar pistolas y licor. Puedo empezar una dictadura. Puedo tener hijos (y tú, Quique?), abandonarlos, amarlos, mal amarlos, ser amarga y gorda. El hospital de la locura no lo han aseptizado lo bastante y se busca la más dolorosa manera de acabarse, con la maquinilla (que los babosos tampoco tienen que ser descuidados) bajo la ducha media pública, con los pernos oxidados, el shampú y el mechero calando el estómago, o sin la merienda, sin el café tibio ni la verdura marchita, sin el agua fría del lugar frío del verano andaluz. Sin respirar. 

Ana se tira por el suelo y se mea. Jorge tiene cara de ratón pegado. Isabel la atan pues gime. Manuel oye fantasmas y busca droga detrás de sus uñas. A mi me dan un boli que rompo. Se confunden las batas blancas y las azules. Tranquila. El avocado no viene: estos presos no están en la cárcel. Están en casa, en fría casa. Entraron por el cerebro, por el cerebro, tal vez, se marcharon.

22 octobre 2011

Grandes discursos

El sabor a podrido de la mañana siguiente. Y el olor. No sé lo que me impide irme de aquí (de este país que no me gusta). Lo estaba comentado con mi compañera de casa, lo de no verlo muy molesto lo de cambiar de vida radicalmente. No es que no me gustan mis estudios. Me encanta la intensidad de la carrera. Pero no creo que me costaría tanto dejarlo por, lo que sé, una vuelta al mundo, un bebé, un trabajo alimenticio que me dejase mis noches sin condiciones. 

En fin, que todavía es la mañana, y quizás podríamos ir a Brujas, ¿no?, a dedo, nunca llegar. Tengo ganas de pasarme una noche al raso, bajo lluvia, de tener el frío que tuve otra noche, otro raso, en el pasillo sin luz de una residencia con pesados recuerdos. Después de tres horas en el oscuro se oye todo con mucho más claridad - o con miedo, que es lo mismo. Y son sensaciones que tengo que experimentar a menudo para asegurarme de que no me he desvanecido sin darme cuenta. No me sorprendería que me haya pasado estas últimas semanas de salud y aburrimiento. Ahora quiero tirarme por un rincón glacial de mi habitación cuadrada y llorar hasta el fin del mundo. 

17 octobre 2011

"¡Ayudame a mirar!"

Borrarlo todo y empezar de nuevo, como si hubiera que vivir nuestras nueve vidas de gatos antes de llegar a la sabiduría tolerable. Elegir el español que mal amo, el que mal odio, que a duras penas sigue hablando. Y dejar la cita de abajo, en recuerdo de dos años de olvido. 

La depresión es un estado más interesante que la brutal - pero insospechada - felicidad de los ingleses que frecuento a diario. Me anunciaron ayer que mi hermano se había puesto a tomar pastillas de tal felicidad. Ya no sé exactamente cuál es mi opinión en este tema. Me duele que sabios le vayan a cortar conexiones en el cerebro, o lo que sea, por lo menos así lo veo, así lo había entedido al leer con miedo tratados contra esos métodos. Todavía me parece que es sano ir mal. Aún si siempre. Y, obviamente, peco con habérselo aconsejado, aquella noche de despedida cuando fue urgente que encontremos nueva manera de movernos. Como si pudiera afirmar con pura certeza que despertarse de veinte años de aburrimiento (o, más bien, de odio) le sería saludable. Vaya impulsión de fraternidad. 

Por mi parte y de momento mantengo buenas relaciones con mi cerebro. Le doy su dosis cotidiana de endorfinas, risas, magnesium y reflexiones y ya no tenemos ganas de anihilarnos uno al otro. Lo noto en la posibilidad de sentir algo de placer en leer poesia, en ver melodramas (en cantidad homeopática, claro) o en reírme hasta el final de tal embriaguez. Pero como, a la vez, ya no se tiene ganas de ir más alla de si mismo, de describir la canción desesperada ni de saberse de memoria lineas de poemas húngaros, yo no llamaría eso mejoración sino cambio, aclimatación, y así volvemos a lo de mi hermano, one pill makes you larger, one pill makes you small. 

10 mars 2011

but i'm not a Jew to Dachau, Auschwitz, Belsen

"[...] s'étendre enfin n'importe où et avoir son agonie bien à soi."

 

Jean Cayrol 

 

 

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